LÉRIDA
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Historia de Coloya

Historia de Coloya
*Los Buyas y Panches cuentan que la verdadera tribu Procedía del norte, llegó bordeando las estribaciones de la cordillera, penetró por los bosques de Armero que en ese tiempo eran

espesos como los selvas amazónicas; acamparon en lo que es hoy la Hacienda de Torrijos y luego a inmediaciones de una gran laguna, que después le dieron el nombre de la “Guacharaca” donde de to­mar agua contaminada de los pozos vecinos, se levantó una epidemia que los diezmó casi totalmente.

Esta epidemia parece que hubiera sido el “Cólera nostras” (Colerina), que por mucho tiempo en forma endémica azotó los habitantes de Coloya. Los sobrevivientes restantes continuando su curso por la hoya del Río nuevo, se acantonaron sobre la hoy hacienda del neme, de suelo bituminoso donde la tierra, de las capas filtra aceite de minas petrolíferas y que ellos, posiblemente por la estructura del asfalto “bautizaron con el nombre de tierras de “Kil?”.*

Luego de la colonización española, coloya pasó a ser un resguardo y encomienda dependiente del cabildo de Mariquita.

[Encomienda= Merced o renta vitalicia que se daba sobre un lugar, heredamiento o territorio. || 8. En América, institución de contenidos distintos según tiempos y lugares, por la cual se señalaba a una persona un grupo de indios para que se aprovechara de su trabajo o de una tributación tasada por la autoridad, y siempre con la obligación, por parte del encomendero, de procurar y costear la instrucción cristiana de aquellos indios.]

Según archivos parroquiales el nombramiento de Coloya como centro administrativo se produjo en el año de 1752, y tal vez se pueda tomar esta fecha como de fundación, pero no olvidemos que desde la conquista, este caserío indígena fué convertido en resguardo y encomienda.

Luego de la ocupación de coloya por parte de españoles, gradualmente se llegó a tal grado de subyugación y explotación, que los habitantes no tuvieron más remedio que levantarse contra sus opresores, llegando al extremo del suicidio y la quema de sus chozas.

Los días transcurrían sin dejar huella, pero el in­dio a cada felonía del español aumentaba su malicia, advierte que “es un señor odioso que lo azota, lo tortura imperiosamente y lo convierte en animal de carga”, Se da cuenta de su avaricia y de su sed de oro, teme que esa mano generosa que por medio del sacerdote le ofrece con el bautismo no sea más que la puerta de un infierno profundo donde se atorbelline la esclavitud, de la que no saldría ni él ni sus hijos con el correr de los siglos.

Luego de estos acontecimientos los españoles hicieron la solicitud a la Real Audiencia de Santa fe, del traslado del centro administrativo de coloya a un caserío ya existente en “El valle de Coloya”, en virtud de la revolución que había estallado, concediéndoles este permiso en el año de 1775. Formalmente se hizo este traslado al caserío levantado sobre terrenos que donaba de la Hacien­da de Peladeros, la señora Manuela Arciniegas.

Anotemos que como se dijo antes, hasta este punto tenemos que ya existía un asentamiento en este lugar, solo que hasta el 26 de junio de 1777, se dio vida legal al poblado por parte del virrey Manuel Antonio Flores, con el nombre oficial de peladeros.

Esto afirma que Peladeros en un comienzo estuvo separado de Coloya, hasta cuando ésta quedó casi completamente deshabitada, perdiendo su ente legal y cayendo inevitablemente en la jurisdicción de Peladeros, Sin perder -eso sí- la tradición y fervor religiosos de sus gentes a la trigueña Virgen de la Candelaria -aparecida en 1691- protectora de indios de encomienda, pero a la vez venerada y amada por los viejos conquistadores e hijodalgos que como legítimos herederos del Cid, lograron dominar estas hermosas, aunque ariscas tierras.

El pueblo de coloya siempre a estado ubicado donde queda actualmente y siempre a tenido ese nombre. Lérida en sus comienzos se llamó peladeros y conserva la misma ubicación que en sus comienzos.

Contrario a lo que muchos creen, peladeros no se fundó como consecuencia directa de la migración de los pobladores de coloya, cuando ocurrió esta migración, ya peladeros existía como poblado, aunque sí dependía jurisdiccionalmente de coloya. Según este relato…

“Se ha formado además, una población en el Valle de Coloya, donde un grupo de indios Nataimas han sido reducidos, pues siendo serranos le tienen aversión a los Panches de Ambalema y han rehuido su compañía.

No solo por este hecho, sino porque según censos de la época, se tienen datos independientes de los dos poblados.

 

1775 Peladeros 205 habitantes
1835 Peladeros 2.461 habitantes Coloya 501 habitantes (secular 1)
1843 Peladeros 3.265 habitantes (incluido Coloya) (Esclavos 1)
1851 Lérida 5.025 habitantes (Esclavos 4)

1859 Lérida 7.351 habitantes

De acuerdo al censo levantado por el gobierno Virreinal en la Provincia de Mariquita en 1778, aparece el “Pueblo de Coloya” con las siguientes novedades:

Total habitantes……2.346
Eclesiásticos………. 2
Blancos…………….. 622.
Indios……………. …251
Libres………………. 1.258

Esclavos…………….186

Llama la atención que debajo de Coloya, en el cuadro censal aparezca “Peladeros”, sin ninguna información dando a entender que los datos de éste se incluían en el empadronamiento de Coloya.

Para el lector desprevenido, se deduce que coloya después de la migración quedó desierta y abandonada, pero por las muchas referencias al respecto, esto no fue así, lo que principalmente se trasladó fue el centro administrativo y por supuesto también la gran mayoría de habitantes, sin embargo allí quedó un número reducido de habitantes, tanto así que en la actualidad allí se aprecia un pequeño caserío.

A pesar de ser Coloya, un resguardo y encomienda pequeña fue muy codiciada, por los pagos en oro de que hacían los indios muy cumplidamente, y que originó, debido a la presión de los últimos encomenderos, el alzamiento de los Coloyas, coligados con algunos esclavos y mestizos desafectos a Doña Petronila Ruiz Montero de Correcha y a los descendientes de don José Arciniegas, estos últimos protagonistas de la disolución de ese resguardo con la finalidad de aumentar los límites de sus haciendas y las estancias tabacaleras.

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Recopilación y redacción artículo y fotos Antonio J Sastoque (Antonio totto)
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Bibliografía:
Lérida en la historia- Hugo Viana Castro.
Historia de Lérida- *Autor desconocido.
Biblioteca virtual Banco de la república. Varios autores.