LÉRIDA
Lérida histórica

Juan Pablo II en Lérida

Juan Pablo II visita Lérida Tolima
Domingo 6 de julio de 1986

El día Domingo 6 de julio de 1986 todo estaba preparado para recibir la visita de su santidad Juan Pablo II a la ciudad de Lérida Tolima. Se construyó una gran tarima en el sector más alto del hoy barrio pastoral social 3, donde se reunieron unas 5.000 personas, no solo de Lérida, sino de muchas otras partes del departamento y del país.

Inicialmente el helicóptero que lo transportaba lo condujo hasta la desaparecida Armero, allí se arrodilló junto a la gran cruz que por esos días se había levantado allí, y con su cabeza inclinada en señal de duelo, oro por todas las víctimas de aquella espantosa tragedia.

Mientras tanto una gran multitud lo esperaba en un gran descampado donde luego seria construido el barrio pastoral social 3. Cuando se escucho el ruido de los tres helicópteros de la comitiva papal, la gente empezó a agitar pañuelos en señal de saludo.

Los helicópteros aterrizaron en las instalaciones de donde funcionaba en ese entonces un hogar infantil del ICBF, lugar desde donde se desplazo caminando hasta la tarima cubierta por una gran carpa blanca, destinada para que desde allí se dirigiera a la multitud que no dejaba de saludarlo y agitar sus pañuelos, fue un momento sobrecogedor escuchar las palabras de aliento y consuelo de parte del máximo jerarca de la iglesia católica.

Allí pronunció un discurso y dirigió una eucaristía por los desaparecidos y sus familias y luego de recibir algunas ofrendas se despidió y partió en el mismo helicóptero que lo había traído.

Imágenes reales de la visita a Lérida Tolima
Allí en el sitio donde estuvo el papa, hoy encontramos una placa conmemorativa de aquel acontecimiento.
Antes de dirigirse a Lérida, su santidad Juan Pablo II Visitó el lugar donde meses antes se levantaba la ciudad de Armero. Allí se arrodilló ante una gran cruz y oró por las víctimas de esta catástrofe natural.
El papa orando frente a la cruz en Armero
Discurso pronunciado por su santidad Juan Pablo II el 6 de julio de 1986 en Lérida Tolima.

“Señor Presidente de la República, queridos hermanos en el Episcopado, autoridades departamentales, Junta directiva de Resurgir, amadisimos hermanos y hermanas todos:
La catástrofe que el volcán Nevado del Ruiz provocó, sobre todo en Armero y Chinchiná, conmovió profundamente mi corazón. A medida que me iban llegando las noticias de la tragedia, tantos muertos, tantas familias destrozadas, tantos hombres y mujeres desamparados, tantos niños huérfanos, junto con mi ferviente plegaria al Señor nacía en mi espíritu el deseo de visitar los lugares en los que se hallan sepultadas miles de víctimas.

Por la misericordia de Dios, aquel deseo se ha cumplido y me encuentro hoy aquí entre vosotros como Pastor que peregrina al mundo del sufrimiento. Aquí estoy junto con la Iglesia en Colombia y unido a toda la nación solidaria.

Tras haber orado por las víctimas de la tragedia de Armero, he venido hasta Lérida para recordar y meditar con vosotros, damnificados y familiares de los que perdieron la vida, sobre el sentido cristiano y salvífico del dolor, que acompaña siempre al hombre, como la cruz acompañó Cristo y fue el fundamento de su glorificación.

He venido para sembrar en vuestros corazones de creyentes palabras de esperanza: Sí, soy portador del Evangelio, que desde la fe proyecta su luz sobre el misterio del sufrimiento y abre perspectivas inconmensurables de consciente resignación, de ánimo, de paz. Quisiera llegar con mi condolencia y afecto a cada uno de vuestros hogares para compartir vuestras penas y deciros: volved vuestro rostro doliente al Señor, a Jesús crucificado y resucitado, que es fuente de consuelo y de esperanza pascual.

Una esperanza que se inspire en el Evangelio y que os mueva a mirar confiadamente hacia el futuro. La nueva ciudad que aquí en Lérida se levanta debe ser como un canto a la laboriosidad y a la fe en Dios.

Muchas personas de buena voluntad en Colombia y en el mundo os han acompañado, con un corazón solidario, en las horas del dolor y de la prueba. Os ha acompañado la Iglesia y la presencia del Papa aquí, en medio de vosotros, quiere ser un signo de solicitud pastoral de cercanía, de amor.

Con vuestros esfuerzos y los de todos los colombianos, la ciudad que aquí surja debe representar un reto y una invitación a poner ya desde el principio los cimientos de una sociedad que crezca y se desarrolle según las exigencias de la civilización del amor, a la que me he referido durante esta visita pastoral a Colombia. Así como se están echando las bases para una nueva estructura urbanística, social, laboral etc., de la misma manera deberá cuidarse todo lo que mira al desarrollo integral de las personas, y particularmente a la necesidad de una proyección cristiana que anime todas las actividades que se emprenden.
Participad activamente en esta empresa de tanta importancia con gran confianza en la Providencia divina, en vosotros mismos y en la sociedad.

En la visita que acabo de efectuar a Armero he querido orar por los difuntos para que Dios les conceda el descanso eterno.
También deseo orar por vosotros, damnificados y familiares de las víctimas, para que Dios os dé fe, comprensión y amor abriendo vuestras vidas a la perspectiva de un futuro mejor.

Bendigo a todas las familias que sufren por la desaparición de seres queridos. Bendigo a todos los amados hijos de esta región y del departamento del Tolima.

Que mi bendición que os doy en el nombre de Dios Omnipotente Señor de la vida y de la historia os infunda nuevas energías para seguir en vuestro caminar con decisión, con entereza, con esperanza cristiana”.

Redacción y recopilación: Antonio José Sastoque (Totto). Memorias personales
Algunas imágenes tomadas de la transmisión de Inravisión.